10.9.13

Zelda Fitzgerald. La señorita Ella

Las cosas amargas se secaban detrás de los ojos de la señorita Ella como una ristra de ajos delante de una chimenea. Los humos acres de los dulces recuerdos habían enrojecido gradualmente los bordes de sus párpados hasta el punto de hacerlos brillar a veces como las partes gastadas de las cacerolas de cobre.
De "La señorita Ella"
uno de los relatos de "Pizcas de paraíso"

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