18.12.14

Kate Chopin. La tormenta


Ella era una revelación en aquella misteriosa y oscura habitación; tan blanca como la cama en la que yacía. Su carne firme y elástica que por primera vez conocía su derecho de nacimiento, era como una nívea azucena que el sol invita a contribuir con su respiración y perfume a la vida imperecedera del universo.
La generosa abundancia de la pasión de ella, carente de malicia o engaño, era como una llama blanca que penetraba y encontraba solicita respuesta en las profundidades de la propia naturaleza sensual de él harta extremos nunca alcanzados.


De "La tormenta"
En la antología "Voces proféticas. Relatos de escritoras estadounidenses de entresiglos XIX-XX"

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