En la pared de la cocina un destello
de sombra:
veloz peregrinaje
de palomas, una celebración del aire,
los desiertos del cielo en espiral.
Y en las ventanas de cada apartamento
una llamarada
de melones lustrosos:
una mancha del sol
que se dirige al oeste en algún lugar a espaldas de Hoboken.
II
Y el cabrero en el piso de arriba! La música de su dulce flauta
vaga de un verano al otro
en el aire polvoriento del patio de luces
y a través de los copos
de hollín que flotan
confusos de chimenea
en chimenea - notas
remotas, frescas, que hablan de esbeltas
sombras bajo las hojas del olivo. Un silencio.
III
Gemidos, suspiros abundantes
entre tosidos, balbuceos que orquestan
una pena solitaria; el estruendo de los vasos, una voz suave
que repite una y otra vez: "No.
No. Quiero mi llave. No lo hiciste.
No." - algo banal.
Y como contrapunto, en las otras ventanas,
el esfuerzo por ser feliz -ay, caramba!
-sibilante, complejo- las voces gimiendo de placer,
alcanzando quizás el éxtasis, tarde, después de apagadas
las luces, y los silencios
acaso ventanas oscuras?
En "Beat attitude. Antología
de mujeres poetas de la generación beat"
de mujeres poetas de la generación beat"
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