La oficina meteorológica pronosticaba sol. No se había equivocado. Hacía cinco días que el cielo se quemaba, y abajo la ciudad de Londres hervía a fuego lento. La gente que había esperado el verano deseaba una brisa y un pequeño descanso. Ellen sólo sentía el fresco por la noche. Al regar el jardín y luego cuando se sentaba en el banco de piedra.
Principio de "Agosto es un mes diabólico"
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