Una noche, sin embargo, el vacío me estremeció. Estaba leyendo; al borde del mar una sirena se moría; por el amor de un hermoso príncipe, había renunciado a su alma inmortal, se transformaba en espuma. Esa voz que dentro de ella repetía sin tregua: «Aquí estoy», se había callado para siempre: me pareció que el universo entero se había hundido en el silencio.
De "Memorias de una joven formal"
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