primeramente el pecho con su espina,
ardía siempre en su pasión divina
el que un instante mi alma no dejara.
Cualquier afán, que nunca escatimara,
o amenaza inminente o pronta ruina:
o razón tal de muerte, que fulmina,
de nada mi alma ardiente se extrañara.
Cuanto más obstinado Amor provoca,
más las fuerzas renueva y nos convoca
a lucir más lozanos en la empresa:
es mentira que en nada remunera
quien mortales y dioses vitupera:
si al más débil infunde fortaleza.
En la antología "Love"
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