cómo bajo los párpados el miedo brilla,
cómo - escritura acuñada - duramente
el sufrimiento se inscribe en las mejillas,
cómo rizos negros y rubiocenizos
de pronto de plata tienen su color,
la sonrisa se marchita en los labios sumisos
y en la risita seca se estremece el pavor.
Para mí misma sólo no reza mi voz,
sino por las que allí vieron mis ojos,
en el tórrido julio y en el frío feroz,
juntas conmigo bajo el ciego muro rojo.
De "Réquiem"
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