Las hijas de los hombres con educación siempre han ejercido el pensamiento sobre la marcha; no bajo verdes lámparas en mesas de estudio, no en claustros de aisladas universidades. Han pensado mientras vigilaban el puchero, mientras mecian la cuna. Así conquistaron para nosotras el derecho a nuestra flamante moneda de seis peniques. A nosotras corresponde seguir pensando.
De "Tres guineas"
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