27.5.16

Svetlana Alexiévich. Los muchachos del zinc


1986, junio


No quiero volver a escribir sobre la guerra... No quiero vivir de nuevo inmersa en la «filosofía de la desesperación» en vez de en la «filosofía de la vida». Recolectar la interminable experiencia de la no-existencia. Cuando acabé La guerra no tiene rostro de mujer pasé mucho tiempo sin ser capaz de estar presente cuando, tras un pequeño golpe, a un niño le sangraba la nariz. En las vacaciones me tenía que alejar corriendo de los pescadores, que lanzaban alegremente sobre la arena a los peces extraídos de las profundidades; sus ojos saltones, petrificados, me daban nauseas. Cada persona tiene una cantidad determinada de fuerzas para defenderse ante el dolor, sea físico o psicológico, y las mías estaban agotadas.


De "Los muchachos del zinc"

1 comentario:

Demian dijo...

Hermoso tu blog. Lleno de tantas palabras que anidadas hacen un mundo. Por aqui me quedo. Un abrazo