Habían estado casados durante cuarenta y siete años. Nadie sabría decir a qué profundidades habían llegado las raíces retorcidas y porfiadas de la discordia, pero sólo ahora, cuando al desvelo por las necesidades ajenas no les encadenaba ya, habíanse hecho visibles dichas raíces, hendido la tierra entre los dos, y la ruptura había afectado incluso a los hijos, ya sobradamente mayores.
Principio de "Dime una adivinanza"
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