Al igual que las hijas de Thackeray, yo leí Jane Eyre en la infancia como "llevada por un remolino". Releyendo muchas veces esta novela, la más famosa de Charlotte Brontë, en la adolescencia, en mis veinte años, en los treinta, y ahora en mis cuarenta, nunca se me perdió el sentido que tiene a causa y más allá de la fuerza imaginativa de su autora; se trata de cierto alimento que yo entonces necesitaba y que sigo necesitando hoy en día. Conocí otras novelas consideradas joyas de la literatura, tales como Persuasión, Middlemarch, Jude the Obscure, Madame Bovary, Anna Karenina, The portrait of a Lady -todas ofrecieron sus versiones conmovedoras y contradictorias de lo que significa haber nacido mujer. Pero Jane Eyre tiene para nosotras una fuerza especial y un valor de perduración.
De "Jane Eyre: las tentaciones de una mujer sin madre"
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