18.11.20

Margaret Atwood. Y entonces todo se fue a tomar viento...

Y entonces todo se fue a tomar viento. Dio la sensación de que ocurría de la noche a la mañana. No sólo en su vida personal: todo el castillo de naipes, el sistema entero se hizo pedazos, miles de millones de dólares desaparecieron de los libros de contabilidad como el vaho de una ventana. Por la tele salieron una multitud de expertos de poca monta, intentado explicar cómo había ocurrido -demografía, pérdida de confianza, gigantescos sistemas de venta piramidal-, pero sólo eran un montón de conjeturas baratas. Alguien había mentido, alguien había engañado, alguien había especulado en bolsa con operaciones bajistas, alguien había inflado las divisas. Faltaba trabajo, sobraba gente. O al menos faltaba trabajo para medianías como Stan y Charmaine. 


De "Por último, el corazón"
     

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