4.2.18

Betty Friedan. Una perversión de la historia

El hecho de que la pasión y el juego del movimiento feminista procediera de unas brujas amargadas y sedientas de sexo que odiaban a los hombres, de mujeres castradoras y asexuadas tan consumidas por la envidia del órgano masculino que querían cortárselo a todos los hombres, o destruirlos, reivindicando sus derechos únicamente porque no tenían la capacidad de amar como mujeres, es una perversión de la historia que curiosamente nunca se ha cuestionado. Mary Wollstonecraft, Angelina Grimké, Ernestine Rose, Margaret Fuller, Elizabeth Cady Stanton, Julia Ward Howe y Margaret Sanger amaron todas, fueron amadas y se casaron; al parecer muchas vivieron con pasión sus relaciones con su amante o marido, en una época en la que la pasión en las mujeres se prohibía tanto como la inteligencia; con la misma pasión con la que luchaban para que las mujeres tuvieran oportunidad de crecer y de alcanzar toda su dimensión humana.


De "La mística de la feminidad"
    

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