En ese momento se iniciaron los tiempos en los que no existía el tiempo. El camino lo hacía a oscuras, sin principio ni fin, sin puntos de referencia, sin orientación: dormía?... estaba despierta?... El tiempo giraba sobre sí mismo como un remolino y, paradójicamente, proyectaba a cámara lenta una señal, una escena, repentina, estremecedora, que en el corazón persistía como un golpe.
De "A la intemperie"
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