23.3.18

Carmen Martín Gaite cita un poema de Gertrudis Gómez de Avellaneda

El siglo XIX es la época por excelencia de la novela pasional leída por mujeres más conscientes que nunca de la banalidad de su existencia. Y que, deseosas de identificarse con aquellas heroínas pálidas, enamoradas y audaces de la ficción, aborrecían las cuatro paredes de su casa, se sentían incomprendidas, colmadas de vagos anhelos sin cauce, y empezaban a ser víctimas inconscientes de lo que años más tarde Betty Friedan diagnosticó como "el indefinible malestar".
Pero este malestar, por mucho que constituyera el tema principal de las lucubraciones masculinas, nunca lo he visto descrito de una forma tan sincera y precisa como en un texto de mujer que lo había padecido. Se trata del poema de Gertrudis Gómez de Avellaneda que se titula "Mi mal" y dice así:

   En vano ansiosa tu amistad procura
   adivinar el mal que me atormenta.
   En vano, amigo, conmovida intenta
   revelarlo mi voz a tu ternura.
   Puede explicarse el ansia, la locura
   con que el amor sus fuegos alimenta,
   puede el dolor la saña más violenta
   exhalar por el labio su amargura.
   Más de decir mi voz, mi pensamiento, medio,
   al indagar su origen me confundo.
   Pero es un mal terrible, sin remedio,
   que hace odiosa la vida, odioso el mundo,
   que seca el corazón; en fin, es tedio!


De "Desde la ventana"
    

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