háblale, Llorente;
dile mi dolor,
mira si lo siente.
Dile con cuidado,
y bien dicho, pastor,
que por qué ha cerrado
ansí mi corazón,
y siendo el Señor
ansí se me ausente.
Dile mi dolor,
mira si lo siente.
Vuélveme la luz,
caro y buen amigo,
y venga la cruz
como seáis servido,
que ese es el camino
que pide amor.
Dile mi dolor,
mira si lo siente.
La noche es oscura
y da mil temores,
y los robadores
que no se conduran;
y entonces te escondes,
mi buen fiador?
Dile mi dolor,
mira si lo siente.
No os mostréis tan duro,
buena está la prueba
y basta la hecha,
pues veis no es seguro
en tan flaca tierra
y tan sin vigor.
Dile mi dolor,
mira si lo siente.
Cómo me has metido
en tan fuerte breña,
y te has escondido
dejándome en ella
y en estrecha senda
sin saber dó voy?
Dile mi dolor,
mira si lo siente.
Si me has entendido,
cómo no respondes
a un triste suspiro
que es cierto que le oyes?
Y eso más me pone
triste y con temor.
Dile mi dolor,
mira si lo siente.
Dile cuál estoy
y todas mis penas,
y con gran dolor
de ver sus ausencias,
y en tierras ajenas
que es más el temor.
Dile mi dolor,
mira si lo siente.
Dile que no tarde,
porque yo me muero
y no hallo nadie
que me dé consuelo
si yo no le veo
en mi corazón.
Dile mi dolor,
mira si lo siente.
Dile a qué hora
quiere que le aguarde,
que él mismo la escoja
y que me lo mande,
y que yo le halle
como a mi pastor.
Dile mi dolor,
mira si lo siente.
En la "Antología de poetas españolas.
De la generación del 27 al siglo XV"
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