Llegó el momento en que el sufrimiento de los demás ya no les bastó: tuvieron que convertirlo en espectáculo.
No era necesaria ninguna cualificación para ser detenido. Las redadas se producían en cualquier lugar: se llevaban a todo el mundo, sin derogación posible. El único criterio era ser humano.
Aquella mañana, Pannonique había salido a pasear por el Jardín Botánico. Los organizadores llegaron y peinaron minuciosamente el parque. De pronto, la joven se encontró dentro de un camión.
Eso ocurrió antes del primer programa: la gente todavía no sabía qué les iba a ocurrir. Se indignaban. En la estación, les amontonaron en vagones de ganado. Pannonique vio que les estaban filmando: varias cámaras los escoltaban, sin perder ni el más mínimo detalle de su angustia.
Entonces comprendió que rebelarse no sólo no serviría de nada sino que resultaría telegénico. Así pues, durante todo el viaje se mantuvo fría e inmóvil como el mármol. A su alrededor, lloraban niños, gruñían adultos y se sofocaban ancianos.
Les desembarcaron en un campo parecido a los no tan lejanos campos de deportación nazis, con una diferencia nada baladí: había instalado cámaras por todas partes.
Principio de "Ácido sulfúrico"
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