7.2.21

Louise Glück. Partida

La noche no es oscura; el mundo es oscuro.
Quédate conmigo un poco más.

Tus manos sobre el respaldo de la silla:
eso es lo que recordaré.
Antes de eso, me acaricias ligeramente los hombros.
Como un hombre aprendiendo a esquivar el corazón.

En la otra habitación, la sirvienta discretamente
desconecta la luz que uso para leer.

Esa habitación con sus paredes de caliza:
qué impresión tendrás de ella, me pregunto,
una vez empiece tu exilio? Creo que tus ojos
buscarán su luz en lugar de la luna.
Aparentemente, tras tantos años, necesitas
distancia para que su intensidad sea evidente.

Tus manos sobre la silla, acariciando
mi cuerpo y la madera exactamente de la misma forma.
Como un hombre que quisiera sentir nostalgia otra vez,
que estimase la nostalgia más que cualquier otra emoción.

En la playa voces de los agricultores griegos,
impacientes ante el amanecer.
Como si el alba fuera a transformarlos
de agricultores en héroes.

Y, antes de eso, me abrazas porque te marchas:
esto que haces son declaraciones,
no preguntas que busquen una respuesta.

Cómo voy a saber que me amas
si no veo que me llores?


De "Praderas"
         

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