el dulce canto en blanda cera roto;
y ayudado del santo, su devoto,
el cautivo huyó de la cadena.
De la serpiente que en la selva suena,
la virgen se libró con alboroto,
y de las ondas se escapó el piloto
haciendo remo el brazo, nao la entena.
Yo, fuerte, presa tímida, constante,
venzo sirenas, sierpes, ondas, hierro,
y sola muero a manos de mi daño.
Virgen, piloto, esclavo, navegante,
ven, libres, que no importa a mi destierro
voto, temor, necesidad, engaño.
En la "Antología de poetas españolas.
De la generación del 27 al siglo XV"
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