Al empezar este libro me propuse aportar una visión de la literatura de no ficción, pero enseguida reparé en que ésa era una labor que estaba fuera de mi alcance. La presencia en una memoria o en un ensayo de la voz narrativa veraz, del narrador que el escritor sacó de su agitado y tedioso yo para organizar un fragmento de experiencia, era prácticamente lo único acerca de lo que albergaba la sensación de tener algo que decir; y hacia esas obras en las que tal narrador se presenta de forma vigorosa y nítida, yo me sentía invariablemente atraída.
Cuantas más memorias y ensayos he leído, más fácilmente he visto lo larga que es la historia de ese personaje de no ficción, y qué extraordinaria es su capacidad de adaptación al cambio cultural.
De "Escribir narrativa personal"
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