cuando se dirigía a ellas.
(Nunca por el nombre)
Miriam estaba siempre perfectamente preparada,
Regina peor, pero correcta.
Se mantenían juntas
y juntas salían del aula antes de la clase de religión.
Nos vimos inesperadamente por última vez en la bocacalle de Lubartowska,
en el límite del ghetto recién creado.
Estaban allí tímidas como si les hubiera ocurrido algo de lo que avergonzarse.
De "Hablando no solo para uno mismo"
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