En el interior de la mente hay una alberca donde las palabras flotan alrededor de los pensamientos y los pensamientos alrededor de los sonidos y de las imágenes. Hay además un abismo del pensamiento, inasequible a las palabras, y en lo más hondo, una sima de sentimientos sin forma a la que ni siquiera llegan los pensamientos.
De "Sus ojos miraban a Dios"
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