2.2.19

Colette. Bella Vista

Es una locura creer que los períodos vacíos de amor son los "blancos" de una existencia de mujer. Todo lo contrario. Qué queda, al contarlo, de un apego apasionado? El amor perfecto en tres líneas se narra: Él me amaba, yo lo amaba. Su presencia suprimió todas las demás presencias; fuimos dichosos, después Él dejó de amarme y yo sufrí...
Sinceramente, el resto no es más que elocuencia o palabrería vana. Cuando el amor se ha ido, viene una bonanza que resucita amigos, conocidos, tantos episodios como comporta un sueño muy poblado, sentimiento normales como el miedo, la alegría, el tedio, la consciencia del tiempo y de su huida. Esos "blancos" que se encargaron de proporcionarme la anécdota, los personajes conmovidos, extraviados, ilegibles o sencillos que me tiraban de la manga, me tomaban por testigo y después me soltaban, yo no sabía, antes, que hubiera debido tenerlos precisamente como intermedios más novelescos que el drama íntimo. No acabaré mi labor de escritora sin intentar, como quiero hacerlo aquí, sacarlos de una penumbra a la que les relegó el impúdico deber de hablar de amor en primera persona.


Principio de "Bella Vista"
    

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