El pasado nunca muere. Ni siquiera es pasado.
William Faulkner
Hay una foto de mi madre, joven, con un vestido blanco, en la que sale de pie junto a su madre, que está sentada a la puerta de la casa en una silla de cocina, frente a un bosquecillo de árboles de hoja perenne. Su madre mira a la cámara con expresión grave, las manos huesudas unidas como si rezara. Pese al blanco virginal de su vestido y su actitud solicita, mi madre ya ha escuchado las llamadas al apareamiento desde el mundo exterior y ha visto la foto de un barco en alta mar. Sus ojos son asombrosamente dulces y hermosos.
Principio de "La luz del atardecer"
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