No se trataba -como algunos detractores fingieron creer- de introducir el aborto en Francia, ni siquiera de alentar a las mujeres a que abortaran, sino partiendo de que lo hacen masivamente -cada año se producen entre ochocientos mil y un millón de abortos-, permitirles sufrir esta operación en las mejores condiciones físicas y morales, lo que hoy es privilegio de una clase.
De "Final de cuentas"
No hay comentarios:
Publicar un comentario