Cada vez que entro en un cuarto
ha estado allí
con su cabello que huele a leones y tigres,
con su vestido más negro que la tinta del pulpo,
con sus zapatos moviéndose como lagartos
sobre el maíz ondulado de la alfombra.
A veces la pienso como mi madre,
pero ella murió por propia mano
antes de que yo naciera.
Se ahogó en las olas de su propio cabello.
Se estranguló con el chal de Isadora.
Crió en su pecho una serpiente venenosa,
como Cleopatra o Eva.
No es ni virgen ni madonna.
Sus párpados son púrpura.
Duerme por ahí.
En todas partes encuentro a sus amantes.
En todas partes escucho sus historias.
En todas partes me cuentan
distintas versiones de su suicidio.
Duermo con ellos por gratitud.
Duermo con ellos para que me cuenten.
Duermo con ellos como recompensa o castigo.
Ella es la mujer que persigo.
Uso las ropas que desechó.
Ella es mi madre, mi hija.
Está escribiendo esta nota de suicidio.
De "Vidas a medias"
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