Abena, mi madre, fue violada por un marinero inglés en el puente del Christ the King un día de 16** cuando el velero navegaba hacia Barbuda. Yo nací a consecuencia de esta agresión. De este acto de odio y desprecio.
Cuando largas semanas después, llegamos al puerto de Bridgetown nadie se dio cuenta del estado de mi madre. No debía de tener más de dieciséis años y era tan hermosa, con su tez negra como el azabache y con el sutil dibujo de las cicatrices tribales sobre sus altos pómulos, que fue comprada a un precio muy elevado por un rico planeador llamado Darnell Davis. Éste la adquirió junto con dos hombres -también de la tribu de los ashantis-, víctimas de las guerras entre fantis y ashantis. Mi madre iba destinada al servicio de su mujer, que no lograba superar la nostalgia de Inglaterra y cuyo estado físico y mental requería constantes cuidados. Darnell creía que mi madre sabría cantar para distraerla, bailar eventualmente y practicar aquellos juegos mágicos que se consideraban patrimonio de los negros. Los dos hombres trabajarían en su plantación de caña de azúcar, que funcionaba bien, y en sus campos de tabaco.
Principio de "La bruja de Salem"
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