11.6.19

Renée Vivien. Los solitarios

Aquellos cuyo abrigo se pliega en un sudario
saborean, glorioso, el placer de estar solos.
  
Su lucidez se apiada de los ebrios abrazos,
de la unión de las manos, del paso a ritmos suaves.
  
Aquellos cuya frente se oculta en los sudarios
saben del estar solos la voluptuosidad.
  
El semblante del mundo y la aurora contemplan
sin horror. Les envidia más de uno que los llora.
  
Quienes buscan la paz de noches y mortajas
saben de la embriaguez terrible de estar solos.
  
Los favoritos son del misterio y la noche,
y oyen cómo germinan las rosas bajo tierra.
  
Perciben sólo el eco del color, el reflejo
del sonido... Su atmósfera es de un violeta gris.
  
Saborean el gusto del viento y las tinieblas.
Sus ojos son más bellos que las antorchas fúnebres.

   
 De "Evocaciones"
      

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