Creo que es bastante probable que la idea común que se tiene del escritor como una persona que se esconde en una buhardilla, incapaz de afrontar la realidad, sea totalmente cierta. Para mí, según mi experiencia, los contactos con el vasto mundo que hay más allá de la máquina de escribir son desconcertantes y aterradores; me parece que la realidad no me gusta mucho. Más que nada, no entiendo a la gente de ahí fuera; en los libros la gente es sensata y razonable, pero ahí fuera no hay forma de predecir lo que harán.
De "Sobre los admiradores y las cartas de los admiradores"
En el libro "Deja que te cuente"
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