y a ratos me hago nido en su risa callada.
Es la noche una inmensa estrella de emociones,
y en ella duermo en sueño que me acuesta en tu alma.
La soledad se ha ido alejando del mundo
que me ha forjado a solas, sin eje ni montañas,
como no sean los suaves revuelos de tu mente
o el infinito giro de tu inquietud más alta.
No estoy sola. Me invade la armonía de tus labios,
y tus ojos intensos por doquiera me asaltan.
Siento el raro deleite de vaciarme la vida
en la fina silueta de tu imagen sin alas.
Aquí estás: en mis años, en mi boca y mi risa
en los destellos vivos de mi actitud extraña,
y a veces te me acercas en la sombra, en el aire,
y en los dedos celestes de la estrella lejana.
(No parece que a instantes me voy perdiendo en largos
espirales de vuelo, amargados de ausencia.)
En "Song of the simple truth"
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