14.9.19

Alix Kates Shulman. La reinvención del amor

Una noche de verano sin luna mi marido cayó al suelo desde un altillo de tres metros de altura y no murió.
No murió, aunque tenía setenta y cinco años y el accidente ocurrió en una remota cabaña a la que no se puede acceder por carretera, en una isla costera de Maine en la que no hay doctor y mucho menos hospital.
No murió, aunque las radiografías que le tomaron varias horas después mostraban que se había roto la mayoría de las costillas y ambos pies; tenía punciones en ambos pulmones que le habían provocado una peligrosa hemorragia interna y tenía tantos coágulos en el cerebro que cada TAC que le hicieron de ese precioso órgano parecía una intrincada filigrana.
No murió, aunque el marido de mi vecina se cayó de un árbol y murió en menos de una semana, y el padre de mi médico se cayó del tejado de su casa y murió en un día.
Cómo ocurrió aquella caída prácticamente mortal a la que, de algún modo, sobrevivió? Qué misteriosa combinación de errores y milagros tuvo lugar? Él no lo recuerda y yo, muy a pesar de que los detalles de aquella noche estén grabados en mi mente de manera indeleble, no puedo comprenderlo.
Como todo el mundo que sobrepasa cierta edad, yo sentí que algo espantoso estaba por llegar; un presagio que era aún más negativo por no saber qué forma iba a tomar o cuándo iba a ocurrir, o si -cuando finalmente ocurriera- yo iba a estar a la altura del reto o iba a sucumbir.
Toda pareja que se mantiene unida el tiempo suficiente tiene el presentimiento de que una catástrofe los espera; ésta está implícita en los votos del matrimonio: "En la alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida". Después de hacer ese juramento, por mucho que se haga de manera displicente, uno sabe que a no ser que la pareja se separe, uno de los dos acabará sobreviviendo al otro. Pero cuál de los dos será, cuándo pasará, cuánto tiempo durará y a qué coste no se sabe, aunque la probabilidad predice que ella lo cuidará a él y luego él morirá y la dejará a ella sola. Pero como una maldición en un cuento de hadas, una no cree que realmente vaya a ocurrir; una intenta ignorarlo hasta que se cierne sobre ella. En el encantamiento de la vida, una olvida.


Principio de "La reinvención del amor"
    

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