busca el cielo su esfera, y entre tanto
mira Neptuno con terror y espanto
teñido en sangre su cerúleo velo.
Al centro profundísimo del suelo
bajan mil almas con eterno llanto
a contar la batalla de Lepanto,
y otras vuelan al reino del consuelo;
cuando de Carlos el valiente hijo
español Escipión, César triunfante,
levantando en sus hechos su memoria:
"Virgen Señora del Rosario", dijo,
"Venced nuestro enemigo!", y al instante
se oyó por los cristianos la victoria.
En la "Antología de poetas españolas.
De la generación del 27 al siglo XV"
No hay comentarios:
Publicar un comentario