El ardor modulado por la intransigencia guía todos los escritos de Tsvietáieva. En "El arte a la luz de la conciencia" (1932), escribe:
El poeta solo puede tener una plegaria: no entender lo inaceptable. Que no entienda, para que no se me pueda seducir [...] que no oiga, para que no pueda responder [...] La única plegaria es la plegaria para la sordera.
De "1926"
En el libro "Al mismo tiempo"
No hay comentarios:
Publicar un comentario