Mientras el gran buque de pasaje flotaba entre un enjambre de remolcadores en la bahía de Argel, Matin Boyne contemplaba desde la cubierta de paseo el pelotón de pasajeros de primera clase que abarrotaban la pasarela, mirando arriba, ofreciendo inconscientemente el rostro a su observación.
"Ni un alma con quien me apetezca hablar... como siempre!"
Principio de "Los niños"
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