15.11.19

Mary Ann Clark Bremer. Cuando asedien tu faz cuarenta inviernos

"Cuando asedien tu faz cuarenta inviernos...", dijo el poeta. Dijeron todos los poetas. Lo escribieron con sus plumas afiladas (sangre, saliva, tinta) al dirigirse a aquellas mujeres que se habían convertido en sus musas, intocables para los demás; en ocasiones, eran tan sólo "imágenes", como una Virgen católica, como una diosa pagana, imágenes a las que adorar y a las que dirigir lo que siempre necesita destinatario: las palabras; otras veces, esas mujeres eran sólo un espejismo de belleza intangible y falsamente cubierto de oro. O mejor dicho: imágenes cubiertas de oropel. "Así no son realmente las mujeres", escribí yo misma en una carta de despedida que nunca envié.
Todas las mujeres son bellas, extrañas y resistentes como la flor del edelweiss allá en lo alto. Supervivientes a los cuarenta años, no envejecen, sólo maduran.


Principio de "Cuando asedien tu faz cuarenta inviernos"
     

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