Durante el largo viaje en tren consigue olvidar sus temores, absorta en el libro que ha llevado. Ni una sola vez levanta la vista para mirar el paisaje, pues de alguna manera lo conoce: barrios periféricos, huertos pequeños, ponis salvajes, ganado que merodea entre los castillos en ruinas, los campos empapados y las turberas implacablemente negras. Estaba leyendo El lector común, de Virginia Woolf
De "La luz del atardecer"
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