Perdida en la espesura
del lenguaje,
dejaste caer guijarros mínimos,
signos de salvación,
para que los recogiese el advertido.
No era efímero pan.
Pero, incomible,
se los tragó la tierra.
Y sigues penetrando
en la floresta silenciosa,
aunque la veas cerrarse
tras tus pasos.
De "Mella y criba"
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