cosas que les den placer
hasta tornaros a ver.
Si pudiese con la vida
recobrarse el bien perdido,
yo la doy por bien perdida,
que el morir no es a medida
del dolor que he padecido;
y pues veros apartar
fue causa de mis enojos,
pues no queda que mirar
ni lágrimas que llorar,
nunca más vean mis ojos.
Qué puedo ya ver, señora,
habiéndote visto en mí?
Que el que te vido y te adora
no puede vivir una hora
más que cuando vive en ti;
mas pues que mis gemidos
no puedo ya detener,
no se acabe el padecer,
ni suenen a mis oídos
cosas que les den placer.
Cuando me atormenta amor
con temor, ausencia y muerte,
tengo yo por buena suerte
vivir con tanto dolor
a trueque de esperar verte;
pero porque de sufrir
no se canse el padecer,
finge mi mal un placer
qu'es imposible sentir
hasta tornaros a ver.
En la "Antología de poetas españolas.
De la generación del 27 al siglo XV"
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