Se diría que, tratándose de una novela, no es necesario advertir nada, porque una novela tiende, ante todo, a eso que parece tan trivial: gustar. Pero gustar no es cosa tan trivial como parece, y, a veces, no resulta fácil que gusten ciertas cosas a quienes no están advertidos. Sobre todo cuando lo que se ofrece no es fruta del tiempo.
Advertencia al principio de la novela "Teresa"
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