Para contar hay que saber
bailar sentado y tocar
de oído, tener mesa
puesta con yunque, martillo
y estribo. Hay que saber
oír, como quien dice,
pero sobretodo como quien calla.
Sólo oyendo nos vamos siendo,
nos vamos yendo,
hasta el día en que sólo quede
la aleve lápida de la página,
tallada sobre el nacimiento
de un cuento.
(De Las dos Venecias, 1992)
En la antología "Poesía soy yo.
Poetas en español del siglo XX (1886-1960)"
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