Sobre el lavabo, inclinado, había un trozo de espejo que Roland usaba para afeitarse. Lo colocó en vertical. Dio un paso atrás.
Una bruja la miró desde el imperfecto cristal. Una bruja flaca e impotente de indómito cabello gris con el atuendo de una bruja más gorda.
De "Noche de Purim"
En el libro "Visión binocular"
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