20.10.20

Sharon Olds. Dicha infinita

Cuando por primera vez vi a la nieve cubrir el aire
con la delicada huella de sus cascos, me dije
que nunca
viviría donde no nevase, y cuando
el primer hombre se abrió camino dentro de mí,
rasgando el pasadizo,
y llegó hasta el pequeño cuarto, y descorrió la
cortina para que yo entrara, supe que nunca
más podría
vivir lejos de ellos,
de la extraña raza de grandes
cascos ensangrentados. Hoy nos tendimos
en nuestra
pequeña alcoba, de oro oscuro
erizada de nieve, y mientras del cielo cayeron
delicadamente los copos
entraste en mí, apartando
la cortina, revelando el pequeño cuarto
de oro oscuro erizado de nieve
donde nos tendimos, y donde entraste en mí y
apartaste la cortina, revelando
el pequeño cuarto, de oro oscuro
erizado de nieve, donde nos tendimos.


De "Satán dice"
      

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