Estaba allí conmigo. Me guardaba las espaldas, me apoyaba. Ese es el papel de una madre, en esa visita lo vi claramente y, por primera vez, vi también por qué es tan importante una madre. No solo porque alimenta y también quiere y mima e incluso consiente a su hijo, sino también porque de una forma interesante y tal vez espeluznante y de otro mundo, permanece en la brecha. Se sitúa entre el mundo conocido y el desconocido. En Estocolmo, mi madre me cubrió completamente con su amor protector y, sin saber por qué, la gente tuvo la sensación de que yo tenía cierto valor.
De "Mamá y yo y mamá"
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