Soplaba un viento gélido de noviembre en la calle Ciento dieciséis. Sus ráfagas sacudían las tapas de los cubos de basura, succionaban las persianas por la parte alta de las ventanas abiertas y las estampaban después otra vez contra los marcos, y, a excepción de unos cuantos transeúntes que correteaban inclinados hacia delante para exponerse lo menos posible a sus violentas acometidas, había expulsado a casi todo el mundo de la manzana comprendida entre la Séptima y la Octava Avenidas.
Principio de "La calle"
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