Prólogo
Que yo escribiera "alergación" en vez de alegación puede dar a entender que no estoy capacitada para contar esta historia. Sin embargo, las transcripciones judiciales están a disposición de todo el mundo y todos los artículos de prensa pueden consultarse en internet. Esta no es la verdad suprema, pero sí la mía, contada como mejor he sabido hacerlo. Si quieres conocerla a través de mis ojos y de mis oídos, saber lo que era estar dentro de mi pecho y lo que se siente cuando te escondes en un baño durante un juicio, esto es lo que te ofrezco. Yo te doy lo que puedo; tú toma lo que necesites.
En enero de 2015 tenía veintidós años y vivía y trabajaba en mi ciudad natal: Palo Alto, California. Fui a una fiesta en Stanford. Sufrí una agresión sexual al aire libre, contra el suelo. Dos personas que pasaban por allí lo vieron, detuvieron al agresor y me salvaron. Mi vida anterior se esfumó y empezó una nueva. Me dieron un nuevo nombre para proteger mi identidad: me convertí en Emily Doe.
Del prólogo del libro "Tengo un nombre"
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