13.4.21

Sulpicia (la elegíaca). Al cumpleaños de Cerinto

Este día que a mí, oh Cerinto, te trajo, santo ha de ser
y por siempre será contado entre festivos.
Cuando estabas naciendo, las Parcas predijeron a las jóvenes 
un servicio de amor y te entregaron elevados dominios.
Me abraso más que otras. Y me agrada, Cerinto, el abrazarme,
si un fuego mutuo en ti por mí se prende.
Que el amor se presente recíproco; lo suplico por ti,
dulce prenda robada, lo ruego por tus ojos y tu Genio. 
-Buen Genio, acepta los inciensos benévolo y colma mis deseos
si es que siente calor cuando de mí se acuerda.
Más si es que ahora suspira por distintos amores
te ruego que tú, santo, el hogar abandones no fiable.
No seas injusta, Venus: que uno y otra vencidos te sirvamos
en plano de igualdad. O si no mis ataduras suelta.
Pero mejor nos ciña una cadena poderosa y recíproca,
que no pueda soltarse ni un día venidero.
Desea este muchacho lo que yo, pero él en secreto lo desea
porque siente pudor de decir con franqueza las palabras.
Y tú, dios Natalicio, tú que todo lo sabes, concédelo:
qué importa que desee a ocultas o a las claras?


En "Grecorromanas.
Lírica superviviente de la Antigüedad clásica"
   

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