He aprendido a desconfiar de la simetría y del sistema decimal. Hubo un tiempo en el que hacía cualquier cosa si tenía diez buenos motivos pero también aquello para lo que no encontrara ninguna razón en contra, un tiempo en el que no podía resistirme a un desafío.
Ahora soy más cautelosa. Tengo hijas y responsabilidades. Sospecho de los motivos y soy hostil con los retos. La evidencia sugiere que la naturaleza probablemente esté desequilibrada, que diez no es más fiable que cuatro, que la razón no prevalece.
Por ello, la duda es mi lema. Para compartir lo que he aprendido (y tener algo interesante que hacer ahora que he pasado los treinta y las niñas están en el colegio) voy a escribir una autobiografía.
Principio de "Memorias de una ex reina del baile"
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