Recito en mi cabeza el poema de Anne Sexton, el último de su colección The Awful Rowing toward God (1975). Es el que se titula "Se acabó el remar". Ella se sienta con Dios y...
"Adelante!", dice Él, así quenos sentamos en las rocas junto al mary jugamos -puede ser cierto-una partida de póquer.Va con su apuesta.Gano yo porque tengo una escalera real.Gana Él porque tiene cinco ases.Se anunció que había un comodínpero no lo oídebido a lo intimidada que estabamientras Él barajaba y repartía.Cuando Él pone sobre la mesa sus cinco asesy yo sonrío por mi escalera real,Él empieza a reír,la risa sale como una espiral de Su bocahasta la mía,una risa tal que Él se dobla sobre míriéndose con un coro de alegría por nuestros dos triunfos.Entonces me río, el muelle de pescadores se ríe,el mar se ríe. La Isla se ríe.El Absurdo se ríe.Querido crupier,yo, con mi escalera real,te amo por tu comodín,esa carcajada indomable, eterna, salida de las entrañas,y dichoso amor.
Y dichoso amor. Sí. Siempre.
De "Por qué ser feliz cuando puedes ser normal?"
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