Highbury, Londres
Calor, calor. Un calor que despierta a Gretta justo al amanecer, la arroja de la cama, la impulsa escaleras abajo. Un calor que ronda por la casa como un invitado inoportuno: recorre los pasillos, se arremolinan alrededor de las cortinas, se apoltrona en sillas y sillones. El aire en la cocina es como una entidad sólida que lo llena todo, que empuja a Gretta contra el suelo y contra la mesa.
Sólo a ella se le ocurre ponerse a hornear pan con este calor.
Principio de "Instrucciones para una ola de calor"
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