1.3.23

Taina Tervonen. Las sepultureras

"Ves?, éstas encajan", me dice Senem cogiendo unas vértebras. "Mira. Los huesos hablan por sí solos".
Arma el esqueleto como si fuera un puzle, con movimientos rápidos y precisos, gestos de experta: los grandes huesos de las piernas junto a la pelvis, las costillas con las vértebras, la mandíbula inferior al lado del cráneo. No había visto un muerto en mi vida. A los pies del cuerpo que Senem está reconstruyendo, hay un jersey de lana rojo chillón cuidadosamente doblado y, encima, unos zapatos con la piel acartonada por los años bajo tierra.


Principio de "Las sepultureras"
    

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